El gobierno de Javier Milei sigue demostrando que su amor por la democracia y la libertad de expresión es, como siempre, inquebrantable... a su manera. En un reciente giro de guión, se dio a conocer que, tras una serie de medidas de fuerza por parte de los trabajadores de ATE, el gobierno ha decidido avanzar con despidos masivos. Claro, todo esto después de que un puñado de trabajadores paralizaran sedes del Registro Automotor, ese lugar de tanta importancia para la economía nacional que no puede parar dos segundos.

El Ministerio de Justicia no tardó en emitir un comunicado, donde acusó a los trabajadores de "provocar pérdidas millonarias para el Estado argentino". Y, por supuesto, en un país con semejante estabilidad económica, ¿qué más podría hacer el gobierno que despedir a un par de empleados para recuperar el equilibrio fiscal? Y si alguien se atreve a levantarse en protesta, bueno, será castigado como corresponde: con sanciones ejemplares. Porque, al parecer, la democracia en este gobierno sólo existe en los papeles... y en los despidos.

No contentos con esta medida, los responsables del gobierno han lanzado una advertencia: "No permitiremos la extorsión, la violencia, los escraches ni las amenazas de ningún sector". Porque, claro, en un país donde todo el mundo se levanta cada mañana con el único deseo de ir a trabajar y no protestar por nada, cualquier intento de manifestación es considerado un atentado a la paz mundial.

Y la frutillita del postre, el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, no tardó en expresar su indignación y pedir un juicio político contra el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. ¿Qué otro recurso le queda al gobierno cuando los trabajadores, en su insensatez, piensan que pueden defender sus derechos? La respuesta es clara: vulnerar la Constitución, ignorar el derecho a huelga y seguir adelante con un autoritarismo que bien podría estar escrito en los manuales de "cómo perder amigos y aliados". Pero, lo importante es que la "paz social" está garantizada... a golpe de despido y represión.