El escándalo de la causa "Chocolate" salpicó no solo a la Legislatura bonaerense, sino también a la Municipalidad de La Plata, ya que una de las implicadas es María Josefina Ortellado, funcionaria y pareja de Hugo Muguerza, un radical cercano al polémico Julio "Chocolate" Rigau.

Ante las sospechas de que Ortellado podría haber tenido un rol en el presunto esquema de "ñoquis" del Senado, el intendente de La Plata, Julio Alak, decidió intervenir y la trasladó al Parque Ecológico, dándole además una licencia sin goce de sueldo.

Desde el entorno del jefe comunal dijeron que era para "resguardarla" mientras avanza la investigación, aunque para muchos, fue una estrategia para alejarla del escándalo.

La trama detrás de esta causa tiene ingredientes explosivos. Julio "Chocolate" Rigau, un operador del peronismo en La Plata, fue detenido el año pasado por retirar dinero de más de 40 tarjetas de débito ligadas a supuestos empleados fantasmas del Senado bonaerense, personas que nunca trabajaron allí, pero que sí cobraban.

Se sospecha que la red incluye no solo a Claudio Albini y Facundo Albini, dirigentes de Sergio Massa en el Frente Renovador (FR) platense, sino también a varios funcionarios de ambas Cámaras, y los rumores aseguran que el desvío de dinero público sería multimillonario.

A medida que la Justicia investigaba, aparecieron nombres, y entre ellos surgió el de Ortellado, quien habría sido vista en las cámaras de seguridad junto a Rigau y Muguerza sacando efectivo de estas tarjetas "fantasma".

Un movimiento polémico de Alak: ¿Protección o estrategia para "sacarla del mapa"?

Ortellado no es solo una empleada municipal cualquiera. A sus 44 años, y con su residencia a pocas cuadras de la Legislatura, fue señalada en la causa junto a su pareja, Hugo Muguerza.

Las cámaras de seguridad de distintos bancos la registraron retirando dinero, y su vínculo con Muguerza, un radical de peso en la estructura de la red de "ñoquis", dejó a más de uno con la ceja levantada.

Julio Alak, consciente del peso de las acusaciones, le dio una salida: en enero, le concedió una licencia sin goce de sueldo y la envió al Parque Ecológico, probablemente en un intento de "enfriar" las cosas y evitar que el nombre de Ortellado quedara en primera plana. Sin embargo, la calma duró poco.

En julio, la licencia venció, y la empleada volvió a su puesto, despertando nuevamente las suspicacias en el Parque Ecológico, donde ahora, algunos compañeros comentan en voz baja que su regreso "huele raro". ¿Intento de protegerla o simple movida estratégica de Alak para evitar más ruido? Las malas lenguas dicen que la medida tiene sabor a blindaje institucional.

El regreso que incomoda: de "gran señora" en el Palacio Municipal al Parque Ecológico

Antes de su traslado, Ortellado ya era conocida en el Palacio Municipal por su trato altivo y su "aire de gran señora", como dicen quienes compartieron espacio con ella. Su traslado al Parque Ecológico generó dos lecturas: por un lado, algunos piensan que fue un destierro dorado, un "out of sight, out of mind" bien planeado; pero otros ven claro que la decisión de enviarla a trabajar rodeada de verde no fue más que una táctica de Alak para tenerla fuera de las miradas inquisidoras del centro platense.

Ahora, con su regreso tras la licencia, los empleados del parque comentan que su presencia genera “suspicacias” y que ella parece andar con pies de plomo para no llamar la atención.

Ortellado y Muguerza ya se presentaron en tribunales para "ponerse a disposición" de la Justicia y permitir que el magistrado Guillermo Atencio y la fiscal Betina Lacki continúen una investigación que sigue sumando personajes a la lista.

Pero la pareja no quedó imputada en la misma causa, sino que se abrió una paralela que está siendo seguida por Juan Menucci, en un caso que no avanzó prácticamente nada en estos últimos meses.