Dirigida por Roberto Bosh, la embajada de Argentina en España atraviesa una situación crítica marcada por conflictos laborales y decisiones que han generado controversia.
Los principales problemas surgen dentro de la residencia oficial, donde empleados locales han denunciado a la esposa del embajador por maltratos reiterados. Esta situación ha provocado la salida de personal clave y ha desatado demandas contra el Estado argentino.
Bosch fue el segundo de Ricardo Alfonsín durante el Gobierno del Frente de Todos (FdT), señalado por la administración libertaria como el peor desde el regreso de la democracia. Se quedó al frente de la sede diplomática madrileña y fue quien le dijo al gobierno español que la visita que realizó Javier Milei al país europeo para participar de un congreso del partido ultraderechsta VOX fue un viaje de carácter privado, lo que produjo un conflicto bilateral que sigue abierto.
Renuncias y demandas laborales
Entre los casos más resonantes está la salida de la cocinera Sonia Santos Guerrero, quien había trabajado en la embajada desde 2015 sin inconvenientes con anteriores embajadores. Sin embargo, desde la llegada de Bosh y su esposa, Santos decidió renunciar y denunciar que fue víctima de maltratos. Esta renuncia fue solo el inicio de una serie de conflictos laborales.
Otra salida importante fue la de Carmen, encargada de la limpieza durante más de 20 años. Presuntamente contratada como falsa autónoma, ha iniciado una demanda que podría costarle cerca de 100 mil euros a la Argentina. La embajada no se presentó a la conciliación laboral, complicando aún más el proceso.
Crisis de personal y la tropa residual de CFK
Además de los conflictos laborales, la embajada ha registrado un crecimiento desmesurado de su personal local, en su mayoría contratado por vínculos políticos, según fuentes al tanto de esas incorporaciones.
A pesar del cambio de Gobierno en Argentina con la llegada de Javier Milei, que aplica un severo recorte del gasto público, lejos de reducirse, la dotación de personal de la enbajada ha crecido hasta alcanzar las 33 personas, muchas de ellas relacionadas con el kirchnerismo.
Uno de los casos más polémicos es el del ultracristinista Carlos Bettini, embajador durante 12 años, quien renunció tras un acuerdo con Bosh, quien le permitió cobrar su sueldo durante tres meses sin asistir a la embajada. El pacto incluía la continuidad en la delegación de varios empleados cercanos a Bettini, incluyendo a Angie Vaca Narvaja y Alejandra de Vicenti, ambas relacionadas con el kirchnerismo madrileño.
Gestión comercial y daño a las relaciones diplomáticas
En términos de comercio exterior, la gestión de Bosh ha sido criticada por la caída en las exportaciones de Argentina hacia España.
En el primer semestre de 2024, descendieron un 9,2 por ciento en comparación con el mismo período del año anterior. Empresarios argentinos en España también han expresado su descontento y denunciaron la falta de apoyo por parte de la embajada.
La imagen de Bosh entre los diplomáticos en Madrid es negativa: lo señalan como "una persona soberbia y poco carismática", que evita participar en eventos diplomáticos de otras embajadas. Estas tensiones han deteriorado aún más las relaciones entre Argentina y España, con episodios como la polémica sobre el carácter oficial del viaje de Javier Milei en 2024.
Esta crisis en la embajada argentina no solo afecta la imagen del país en el exterior, sino que genera un alto costo económico que supera los 270 mil euros mensuales en salarios y gastos administrativos en el marco del ajuste "más grande las de la historia de la humanidad", como se jacta Milei del que está aplicando en Argentina.
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