El lunes pasado, el ministro de Economía, Luis “el totó intocable” Caputo festejó en las redes sociales que el Banco Central había comprado 36 millones de dólares, algo que en principio fortalece la base del BCRA y permite que el país tenga un colchón de reservas más grande. Sin embargo, fuentes oficiales de adentro del propio banco remarcan que el endeudador serial sólo cuenta las ganadas.

Según informó Ámbito, este martes las reservas brutas internacionales del Central cayeron 559 millones de dólares, pero claro, de eso Toto no se hace eco. De esta forma, perforaron los 28 mil millones de dólares y alcanzaron su nivel más bajo de abril.

En parte, se debe a que el BCRA desembolsó 642 millones para cumplir con sus obligaciones de deuda, la misma que tomó Caputo durante el mandato de Mauricio Macri, con el FMI. Esta es una parte de los compromisos financieros que Argentina debe honrar, incluyendo cerca de 2 mil millones de dólares pagados a principios de mes en concepto de capital e intereses a bonistas privados. Sin embargo, estos pagos no fueron compensados por ingresos de dólares provenientes de exportaciones o nuevo financiamiento, dejando las reservas actuales en 27.613 millones.

Paralelamente, el Banco Central terminó su intervención en el mercado oficial con una venta neta de 3 millones de dólares, registrando el primer saldo negativo en siete sesiones. Esta situación refleja la pérdida de capacidad del BCRA para intervenir en los tipos de cambio financieros, una herramienta clave para controlar la brecha cambiaria y las presiones inflacionarias.

Por esta razón, el gobierno argentino anunció que el Central comenzará a absorber los pesos emitidos cada vez que compra divisas en el mercado oficial mediante la venta de dólares en el Contado con Liquidación (CCL). El lunes, el BCRA compró 36 millones y, para esterilizar los pesos emitidos, vendió 25,2 millones en el mercado del dólar CCL. Este accionar busca incrementar la oferta de dólares financieros para reducir su precio, achicar la brecha cambiaria y mejorar las condiciones para una eventual salida del cepo cambiario. Una técnica muy relacionada al kirchnerismo y la última gestión de Sergio Massa, todo muy poco liberal.