La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, causó un terremoto político dentro del PRO al despedir a Vicente "Tito" Ventura Barreiro, secretario de Seguridad y hombre de Cristian Ritondo.

Bullrich anunció en sus redes sociales que solicitó la renuncia de Ventura Barreiro debido a su intento de interferir en un proceso licitatorio de servicios de comida para el Servicio Penitenciario Federal. Además, lo denunció ante la Oficina Anticorrupción. "Esta licitación de servicios de comida es un proceso inédito porque rompe con un monopolio de muchos años y permite participar a más de 300 empresas, cuando históricamente solo participaban un grupo de 15. En esta gestión del presidente @JMilei, la transparencia es nuestra bandera", afirmó Bullrich.

Sin embargo,  en el PRO hacen otra lectura y consideran esta acción como una represalia de Bullrich por la pelea perdida en el partido bonaerense. En su disputa con Mauricio Macri por el control del PRO en la provincia, Bullrich formó una alianza con Diego Valenzuela, lo que la llevó a enfrentarse con Ritondo y la mayoría de los intendentes del partido. "El martes cierran las listas de provincia y todos los de Bullrich quedaron afuera. Desde el primer día sabíamos que Tito no iba a durar mucho", comentaron fuentes del macrismo a LPO. En algunos sectores del PRO esperaban que Ventura Barreiro fuera apartado, pero no mediante denuncias de corrupción.

Bullrich encontró, en este sentido, un punto en común con su par Sandra Pettovello, echando a su segundo al mando con denuncias de corrupción en una situación que corresponde a su propio ministerio, similar a lo que hizo la ministra de Capital Humano con Pablo de la Torre. Esto evidencia una ruptura total de Bullrich con el macrismo. Los legisladores porteños leales a Bullrich comenzaron a votar de manera independiente del bloque de Jorge Macri y en sintonía con los libertarios.

Tras el despido de Ventura Barreiro, Bullrich eligió a Alejandra Monteoliva como su nueva mano derecha. Monteoliva, exministra de Seguridad de Córdoba en 2013, tuvo una breve pero controversial gestión durante la cual la policía provincial se acuarteló, desatando una noche de saqueos en la ciudad. Monteoliva llegó al gobierno del fallecido José Manuel De la Sota con un prometedor currículum y la promesa de implementar políticas innovadoras en seguridad, lucha contra el narcotráfico y recuperación del espacio público.

Sin embargo, duró solo tres meses en el cargo, de septiembre a diciembre de 2013, siendo considerada la principal responsable de la crisis de seguridad que se agravó cuando el entonces poderoso Carlos Zannini decidió demorar el envío de la gendarmería.