Política
Encuesta privada

Chispas en la pista hacia las PASO: Juntos por el Cambio lleva la delantera por dos puntos

Intención de voto a nivel nacional, medida durante la primera semana de julio.
Intención de voto a nivel nacional, medida durante la primera semana de julio.
Datos correspondientes a la provincia de Buenos Aires.
Datos correspondientes a la provincia de Buenos Aires.

Un relevamiento nacional realizado la primera semana de julio por Zuban Córdoba y Asociados ilustra el estado actual de la información que circula públicamente y el círculo rojo en general, que denota un estado de “exaltación” general en el país de cara a las PASO.

“Ya desde el año pasado venimos insistiendo con la tesis del escenario de tercios para las primarias del 2023. Esa tesis, tenemos que decir, goza al día de la fecha de buena salud. Intentar expedir un certificado de fallecimiento prematuro de cualquier candidato puede ser una mala idea. Un repaso rápido: en nuestra nueva encuesta domiciliaria, la sumatoria de Juntos por el Cambio obtiene un 29,7 por ciento de la intención de voto, seguida por Unidad por la Patria, con un 27,1 por ciento, y la Libertad Avanza, con 24,5 por ciento”, dice el informe.

Los tercios consolidados

En el oficialismo, es innegable que el ungimiento de Sergio Massa como candidato de unidad, con Juan Grabois protagonizando una especie de reserva moral para segmentos minoritarios de votantes desencantados, le ha permitido a Unión por la Patria recuperar cierto protagonismo e incluso soñar con que la fórmula Massa-Rossi sea la más votada a nivel individual. Los datos de esta encuesta muestran que es un escenario posible, pero que requerirá grandes esfuerzos y evitar traspiés económicos y discursivos en las semanas que quedan.

En Juntos por el Cambio, la primaria sigue apareciendo en esta línea de análisis como muy competitiva, con Horacio Rodríguez Larreta manteniendo una leve ventaja sobre Patricia Bullrich a nivel nacional. Esta contienda tiene un doble final abierto. Por un lado, está la cuestión de quién se quedará con el liderazgo del espacio la noche de las PASO. Y por otro, está también el desafío que se abrirá hacia la elección general para la fórmula más votada: fidelizar el voto del contrincante. Un desafío que hay que seguir de cerca y que muy probablemente defina gran parte de la elección general.

Por último, en el liberalismo la candidatura de Javier Milei no parece haber sufrido demasiado luego de las semanas de escándalos internos y externos. Su tercio no disminuyó, aunque sí se puede decir que ha dejado de crecer. Vemos en su espacio electoral un núcleo duro identitario que no debería ser subestimado en los análisis.

Como paralelismo, cabe analizar que durante las campañas presidenciales que llevaron al poder a Donald Trump y Jair Bolsonaro, ambas candidaturas sufrieron episodios muy agresivos de escándalos que, si bien lograron negativizarlos en gran parte de la opinión pública, no hicieron mella en su base electoral. Por el contrario, contribuyeron a fidelizarla y a solidificar sus núcleos duros.

¿Esto quiere decir que es muy poco probable que Milei disminuya en intención de voto? No, pero sí es prudente decir que cualquier caída del candidato libertario es más bien discreta. Quienes hacen cálculos especulando con un derrumbe espectacular deberían revisar con cuidado sus estrategias.

Un último dato para resaltar: el 71 por ciento de la encuesta afirma que es altamente probable que asista a votar. La participación electoral es algo que toda la política debería seguir de cerca, al igual que sus potenciales impactos tanto en el oficialismo como en la oposición. Y aunque se haya visto una menor participación electoral en las elecciones provinciales, esto no significa necesariamente que se repita en la elección general. En elecciones provinciales o municipales se votan agendas locales, mientras que en las elecciones generales se votan agendas nacionales. Es decir, las motivaciones para votar, así como también las candidaturas, son diferentes.

En el análisis de las motivaciones del voto es esperable asistir a tres momentos diferentes: en las PASO el voto puede ser más visceral, mientras que en las elecciones generales es más vinculante, se elige el cargo ejecutivo y por tanto será más asertivo con componentes de decisión vinculados a motivaciones emotivas e identitarias. En una potencial segunda vuelta, lo más probable es que se vote para que no gane el otro, de una manera más táctica, más racional.

La última palabra se hará oír en el cuarto oscuro.

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