Sergio Massa se cansó de las eternas demoras en activar el financiamiento chino de las dos represas de Santa Cruz y resolvió quitarle el tema a Leandro Gorgal y pasárselo a Marco Lavagna, uno de sus hombres de mayor confianza.
Gorgal viene de la gestión de Béliz que se caracterizó por un obstruccionismo militante de todos los acuerdos firmados con China.
#Represas | Sergio Massa se cansó de las eternas demoras en activar el financiamiento chino de las dos represas de Santa Cruz y resolvió quitarle el tema a Leandro Gorgal y pasárselo a Marco Lavagna, uno de sus hombres de mayor confianza.https://t.co/cdObtqXu5B
— La Política Online (@LPOArg) October 19, 2022
Una política muy contradictoria con la reciente adhesión de la Argentina a la mega iniciativa de la nueva Ruta de la Seda que lanzó la potencia asiática para financiar obras de infraestrucutura crítica en los países con los que mantiene relaciones comerciales.
Pero además, la activación del acuerdo para financiar las represas le permitiría al país empezar a recibir los 4.100 millones de dólares comprometidos, una ayuda importante para fortalecer las reservas del Central.
Además, se reveló que Gorgal pese a que había intentado acomodarse a los nuevos vientos del massismo tras la renuncia de Béliz, seguía siendo observado como un funcionario que trababa el entendimiento con China. De hecho, ni siquiera quería viajar a la potencia asiática, como le habían sugerido.
Como sea, las dificultades de estas obras no son nuevas. El caso de las represas de Santa Cruz es una historia tortuosa. La licitación para su construcción fue adjudicada en el 2015 a la UTE conformada por Electroingeniería e Hidrocuyo de capitales nacionales junto a la china Gezhouba, financiada por los bancos estatales del gigante asiático. En julio de ese año se iniciaron las obras.
Gorgal pese a que había intentado acomodarse a los nuevos vientos del massismo tras la renuncia de Béliz, seguía siendo observado como un funcionario que trababa el entendimiento con China. De hecho, ni siquiera quería viajar a la potencia asiática, como le habían sugerido.
Meses después cuando asumió el gobierno Macri, congeló la obra y luego con la asunción de Alberto Fernández fue su jefe de asesores quien trabó el financiamiento chino. Con la salida de Béliz y Martín Guzmán, fue Silvina Batakis quien en su último día a cargo del Ministerio de Economía, viajó a Río Gallegos para firmar un contrato central que permitió reanudar las conversaciones para que se retomen los trabajos.
Desde que las negociaciones con los chinos entraron en pausa, el Gobierno puso 500 millones de dólares del Tesoro para mantener la obra activa, pero ante el ajuste en marcha se agotaron los fondos.